31 de Diciembre de 2016. La nieve y el frío se han cebado sobre Atenas en los últimos días y en los campos de refugiados la gente camina encogida tratando de protegerse del viento helado.
En los campamentos en los que hay tiendas, éstas se han hundido y ha habido que reubicar a los residentes en naves industriales por las cuales los más pequeños corretean descalzos, a veces jugando ajenos a las preocupaciones de los adultos, aunque en muchos rostros infantiles se adivina el cansancio y se percibe una profundidad impropia de las miradas de los niños.
31 de diciembre, y mientras toda Europa se derrite en una efusión de buenos deseos, en los campos de refugiados de Grecia la desesperanza y el sentimiento de abandono campan por sus respetos.